Nuestros moldes tienen las piezas mínimas posibles (generalmente dos), por lo que no quedan líneas de costura visibles en los juguetes terminados. Los planeamos para que sean resistentes y prácticos a la vez que minimizamos el material empleado. Algunos ciclos de prueba y error nos permitieron alcanzar un diseño conveniente para diferentes tipos de juguetes.
Luego, el punto más crítico: el primer curado. Se vierte una silicona incolora en el molde y se verifican los siguientes puntos: ¿se verán los detalles en el juguete? ¿Se romperá el juguete o el molde, durante el desmoldeo? Cuando algo sale mal durante estas pruebas, volvemos al principio para rediseñar el juguete. Cuando todo va bien, seguimos adelante y varios juguetes se hacen usando ese molde para probar diferentes colores, facilidad de uso y resistencia mecánica de los juguetes. Una vez más, verificamos los resultados y podemos retroceder o avanzar, según lo decidido. Finalmente, podemos hacer más moldes y la producción de los juguetes crecerá exponencialmente. El éxito es proporcional al amor proporcionado.
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